Adrián Herrera es un joven con discapacidad visual que trabaja como vigilante de seguridad en el Centro Operativo de Videoverificación de Ilunion en Madrid, el Grupo Social ONCE. Se trata de la primera persona con discapacidad visual que consigue la Tarjeta de Identidad Profesional (TIP) para ejercer como vigilante de seguridad.
Así, Adrián lleva desempeñando este trabajo desde el mes de junio, convirtiéndose a sus 33 años en un ejemplo a seguir para muchas personas con discapacidad visual en España.
Trabajar como vigilante de seguridad con discapacidad visual
La realidad es que Adrián ha conseguido trabajar como vigilante de seguridad gracias al avance de las nuevas tecnologías. De este modo, las tecnologías también abren camino a las personas ciegas o personas con discapacidad visual.
Recientemente, este joven de 33 años ha concedido una entrevista para el Grupo Social ONCE, explicando cómo puede desarrollar su actividad laboral como vigilante de seguridad con una discapacidad visual.
Al respecto, explica que «la visión que yo tengo me permite desempeñar mi trabajo con absoluta normalidad porque disponemos de unos sistemas de control domótico que nos ayudan».
Estos sistemas electrónicos ofrecen un apoyo clave para garantizar la seguridad y la eficiencia operativa en múltiples espacios. Además, también proporciona una óptima visibilidad en el ‘videowall’, con gran formato o pantalla matriz. Así, se trata de una ayuda fundamental para que Adrián pueda desarrollar su actividad laboral con normalidad.
Sobre este dispositivo electrónico en el Centro de Ilunion, Adrián Herrera manifiesta que «es una pantalla enorme donde tú puedes ver lo que tienes en el terminal de tu ordenador. Entonces, si no lo puedes llegar a apreciar bien por tu pantalla sí lo puedes hacer por la del videowall porque ofrece muy buena visibilidad de la imagen que proyecta».
Un ejemplo de superación desde su nacimiento
Adrián tiene visión monocular debido a una intervención quirúrgica a la que tuvo que someterse con apenas ocho meses de edad. Sin embargo, este joven madrileño siempre ha cumplido cualquier objetivo que se ha propuesto.
Sobre este hecho, comenta que «me sometí al reconocimiento médico, igual que todos los aspirantes, y se me indicó que cumplía con los baremos o requisitos que establece la seguridad privada para poder trabajar en el sector y no lo pensé dos veces».
Adrián comenzó como auxiliar de servicio, que dan apoyo a los vigilantes de seguridad pero no pueden intervenir en una acción crítica. Además, también ha trabajado como operador de seguridad.
Finalmente, a través de la constancia y la formación, este joven con discapacidad visual ha logrado convertirse en el primer afiliado a la ONCE con Tarjeta de Identidad Profesional (TIP) para ejercer como vigilante de seguridad.
«Siempre me ha llamado muchísimo la atención todo lo que tiene que ver con fuerzas y cuerpos de seguridad. Y haber hecho el curso de vigilante me permite trabajar en un sector que me tiene en contacto con esa rama de la profesión, en mayor o menor medida», confiesa Adrián.
En definitiva, Adrián ha demostrado que la discapacidad visual no es un impedimento para trabajar en una profesión como vigilante de seguridad. Eso sí, el avance de las nuevas tecnologías ha jugado un papel esencial en este sentido.
«La tecnología es impresionante sobre todo para las personas que tenemos alguna discapacidad; existen menos barreras y algunas nos las ponemos nosotros mismos», concluye Adrián Herrera.