Siempre hablamos de las dificultades que encuentran las personas con discapacidad a la hora de buscar empleo. Pero desde el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco, con el apoyo de Keysight Technologies Sales Spain, han presentado el 14º informe Tecnología y Discapacidad, un análisis que basa sus conclusiones en una encuesta a 300 personas con discapacidad en búsqueda activa de empleo.
A lo largo de esta década desde Fundación Adecco constatado que las nuevas tecnologías se perciben como un apoyo esencial para mejorar la vida y la proyección laboral de las personas con discapacidad. Entre las nuevas tecnologías aplicadas encontramos:
- Plataformas de videoconferencia y colaboración remota que eliminan la necesidad de desplazarse
- Asistentes virtuales que agilizan la redacción
- Aplicaciones de geolocalización que trazan rutas accesibles
- Sistemas de dictado y lectores de pantalla que convierten texto en voz y viceversa,
Estos elementos son ya parte de la rutina cotidiana de muchas personas con discapacidad. Todas estas soluciones incrementan la autonomía, reducen barreras y acercan oportunidades que, hasta hace no mucho tiempo, estaban fuera de su alcance.
La tecnología mejora la vida diaria de las personas con discapacidad
Los datos de la encuesta confirman el peso que la tecnología tiene en la autonomía y en la mejora de la vida diaria de las personas con discapacidad. Para una tercera parte (33,9 %), las herramientas digitales resultan imprescindibles; otro 49,2 % las considera importantes para desenvolverse y acceder a oportunidades. En el extremo opuesto, solo un 13,8 % les asigna un papel secundario y apenas el 2,8 % afirma que no le aportan ningún beneficio.
Sin embargo, en esta ocasión, el informe pone el foco en un aspecto determinante, pero al que a menudo no se presta la suficiente atención: la discriminación indirecta que pueden experimentar las personas con discapacidad cuando buscan empleo en un entorno eminentemente digitalizado. En ocasiones, la primera barrera se encuentra en la propia pantalla, siendo la oferta de empleo online, literalmente, su primera puerta. Si esa puerta presenta escalones invisibles-un lenguaje ambiguo o discriminatorio, instrucciones confusas, formularios inaccesibles, etc.- la candidatura puede frustrase antes siquiera de enviarse.
El informe, además, analiza cómo la Inteligencia Artificial (IA) está cambiando la forma en que las personas con discapacidad buscan empleo, así como su interés por formarse y desarrollarse profesionalmente en un sector de alta demanda como el de las Tecnologías de la Información (TI).
La discriminación hacia las personas con discapacidad
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, «la discriminación hacia las personas con discapacidad no siempre se produce durante el proceso de selección; en algunos casos comienza antes. Ocurre en la propia redacción de la oferta de empleo que, de forma implícita, las invita a renunciar antes siquiera de intentarlo. El lenguaje, los requisitos poco inclusivos o la ausencia de señales claras de apertura pueden hacer que se autoexcluyan, no porque no deseen trabajar, sino porque no se sienten bienvenidas».
En este sentido, el experto añade que «a la hora de publicar una oferta de empleo es importante describir la tarea en lugar de a la persona y asegurarse de que todos los requisitos exigidos son esenciales. Son pasos previos imprescindibles para para no perder a ese 60% de talento con discapacidad».
Algunos de los testimonios de la encuesta se concretan en los siguientes: «Pensé que no encajaría en el perfil que buscaban», «La web de inscripción no era accesible, así que lo dejé», «Me echó para atrás que pidieran carnet de conducir, aunque no fuera imprescindible» o «La entrevista por videollamada me generaba ansiedad, así que no seguí con el proceso».
Las personas con discapacidad mental, las que más anticipan el rechazo
Seis de cada diez personas con discapacidad tienden a autoexcluirse de las ofertas de empleo, un porcentaje que varía en función del tipo de discapacidad, disparándose hasta el 75% en el caso de las que presentan algún diagnóstico de salud mental. Sin embargo, es significativo que, en todos los casos, el porcentaje supera el 50%.
Begoña Bravo, directora de inclusión de la Fundación Adecco, ha señalado que «el simple acto de enfrentarse a un anuncio poco claro o exigente puede alimentar la autocrítica o generar bloqueo cognitivo, de modo que las personas con discapacidad mental tienden a abandonar antes de postular. Además, elementos como test psicométricos cronometrados, cuestionarios extensos o interfaces saturadas de estímulos, pueden resultar especialmente abrumadores para quienes tienen dificultades de concentración o procesamiento».
Además, señala que a esto se suma «el temor a la estigmatización: si la oferta no menciona ajustes razonables ni usa un lenguaje inclusivo, la persona anticipa rechazo y prefiere autoexcluirse para evitar un episodio de discriminación».